Nuestras vacas salen a pastar toOodos los días hierba ecológica (bueno, casi todos: alguna vez nieva o diluvia y están más calentitas en su cama de paja).
¿Sabes que cada una de nuestras vacas tiene el espacio equivalente al de un campo de fútbol para pacer a sus anchas?
A veces se nos ha preguntado si nuestras vacas escuchan música clásica o si tienen rascadores automáticos en los establos. Y la respuesta es: no. ¿Por qué? Pues porque no les hace falta. No viven estresadas, y no necesitan más sonido que el pío pío de los pájaros para entretenerse. Además, ¿que puede haber más relajante que el rascarse contra uno de nuestros muchísimos árboles?
La calidad de la leche depende en gran medida de lo que coma una vaca.
Los setenta kilos (¡¡sí, sí, setenta!!) de comida que ingieren nuestras vacas cada día provienen de la agricultura ecológica, sin tratar ni con pesticidas, herbicidas o cualquier otro producto químico.
La fertilidad de nuestros suelos se consigue nutriéndolos únicamente con el propio compostaje producido en y por la granja. Así, nuestras vacas muUuy felices se alimentan sobre todo de la hierba fresquita que comen todos los días en los prados. Además, las lactantes reciben, justo después de pasar por la sala de ordeño, una ración extra de comida rica en proteínas.
Intentamos producir la mayor parte de estos alimentos que damos a nuestras vacas con la intención de poder controlar el cultivo. En primavera además cuando la hierba está alta también se corta y se ensila, se usa para dar de comer a las vacas en los meses en los que hay menos alimento en el pasto.
Todos los años cultivamos unas 40 hectáreas de maíz ecológico, que luego ensilamos para poder usarlo durante todo el año.
A la entrada de nuestra sala de ordeño, verás que siempre hay un ramo de flores silvestres. Estas las recogen Susana y Amparo (¡podéis verlas en plena faena si echáis un vistazo a la galería de fotos que encontraréis más abajo!) cuando van a buscar a las vacas a los prados, y sirven para guiar a nuestras vacas hasta los establos.
En Xanceda no usamos, ni creemos, en el uso de la violencia para tratar con los animales.
Nuestras vacas llevan una pulsera en su pata que, vía wifi, se conecta a los ordenadores de la sala de ordeño. Este microchip sirve para controlar cuantos litros da cada vaca, pero aún más importante, lleva incorporada un cuentapasos.
Con este aparatito podemos controlar el estado de salud de nuestras vacas. Así, si registramos un descenso en la distancia recorrida por una vaca con respecto a su actividad habitual, puede significar que está enferma o coja, y en caso de que haya registrado una actividad mayor quizá haya sido víctima de una ataque de lobos.
Normalmente estos avisos suelen quedar en sustos, pero toda esta información es muy útil y nos ayuda a mejorar el estilo de vida de nuestras vacas.
Y así, por todo esto... ¡nuestras vacas muUuy felices viven el doble de años!